Photo Copyright © Carey Kirkella Photography
En
el lugar más recóndito del mundo, entre las carencias más crudas, en
la miseria más grande, una mujer, una madre, puede dar de comer a un
hijo. No hay derecho más básico que este.Mirando con nostalgia hacia atrás siento que el tiempo que lacté a mi bebé duró muy poco. Hoy recuerdo tiernamente esas cejas levantadas de placer, sus pequeños suspiros de gusto, sus manitas traviesas, todo él prendido de mi pecho. En un momento lactar pareció un acto eterno de sacrificio enervante, al principio, hace mucho tiempo. Hoy me parece que duró tan solo un instante. El acto de parir es realmente inolvidable, pero lactar es cómo parir a cada instante. Sigues dando vida, gota a gota. Es dar luz, vida, mil veces al día.
Benditas sean las madres del mundo y ese poder inagotable de dar vida a través de los pechos. Mujer, nunca dudes de este don, no pares de intentar, no desesperes hoy.
¡Que vivan las madres lactantes del mundo!
Semana Mundial de la Lactancia Materna, 1-7 de agosto de 2014
Este artículo fué inicialmente publicado el viernes 6 de agosto de 2010
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