domingo, 28 de marzo de 2010

Open House

Abrir la casa limpia y olorosa a extraños sin fin por dos horas de un domingo soleado. Dejar ver las intimidades cotidianas, abiertas las persianas, el contenido de la alacena, lo que tendremos de cena. Los tenis rotos, el polvo incógnito, los papeles, el correo, los chivillos de la pintura, los rinconcitos feos... pusimos narcisos en el comedor y azucenas en la habitación.

Hoy fué otro domingo de esos y mientras esperaba a los compradores prospectos repasaba esos rinconcitos: la luz calcando la superficie de las paredes, la cama familiar de noches sin mucho dormir, la esquinita que llamamos comedor dónde realmente compartimos casi todas, sino todas las comidas por casi seis años, la historia que cuenta el piso con cada pincelada de imperfección.

El open house estuvo vacío. Puertas abiertas, pasillos fríos. Día soleado, pero mojado. Ya al final (puertas cerradas) esperé a una amiga que no llegó y esto me permitió salir por unos minutos a caminar y divisar el dia desde afuera: el reflejo en el interior era fiel al del exterior. Viento, silencio, luz y frío.

De regreso del paseo me acurruqué en el sofá con Tenoch y allí mientras lo tenía prendido de mi pecho me puse a contemplar el silencio: unos pasos de chihuahua en el techo... y nada más (solo conozco al perro no al vecino, al perro y sólo de oído). Y así contemplando, reconocí lo mucho que amaba éste lugar, nuestro hogar, nidito de amor, cuna de nuestra cría; dónde hemos vivido los mejores momentos de nuestras vidas. Reflexioné y admití el valor incalculable de éstas superficies imperfectas, éste aposento de luz, éste observatorio de nuestra esquinita de Brooklyn. Las huellas de nuestra vida están en éste lugar, las marcas de nuestro amor, de la vida soñada, planificada, vivida, engendrada, criada. Las huellas, marcas, hendiduras, descoloración, imperfección... son vida.

Y así cerré las puertas de mi corazón y me silencié. Me preparo para una semana de paz, silencio y luz al final del camino.

Esta pieza ha sido seleccionada para aparecer en la sección de “Ellas dicen” del blog de Telemundo 51.

lunes, 22 de marzo de 2010

Resolución número uno: Me dije que no compraría ni un solo producto más para el cabello...

...hasta no acabar lo 23 que tengo. ¿Porqué acumulamos tanto, porqué nunca estamos satisfechos? Son años de productos, se han mudado con nosotros de uno a otro apartamento, han posado en una y otra tablilla, anaquel, armario. Los hay en crema, en gel, en líquido, de marca, chipi, de salon y de farmacia. Cogen polvo, los lavo, los seco, van de nuevo a la tablilla y no se acaban. Tenoch entra al baño conmigo: los coge, los tira, los quiere meter al inodoro, los re-acomoda, siguen ahí.

No los saco hasta que no se acaben. Son mi plan de ahorro en estos días (o años) en que no estoy trabajando: cuándo quiero probar algo nuevo para el cabello solo miro la tablillita de los productos, y ahorro dinero. Cuándo se acaba uno el empaque va al reciclaje, entonces voy y "compro otro" en la "tiendita de la tablilla".

Quiero vivir con menos, menos cantidad, más efectividad. Ya traté de vivir con menos pelo, pero no me gustó. Trataré menos productos, hasta que se acaben por completo. Cremas, lápices labiales, esmaltes, perfumes...todos sufren del mismo mal de pluralidad. Y no mencionemos las muestras que se reciben de las tiendas por departamento: "gasta tanto y llevate un estuche lleno de porquerías"... Claro, la muestras son herencia de los años de productividad corporativa, cúando produces y tienes para consumir, te regalan las cosas. Go figure.

Por favor, no me lo tomen a mal, me encantan lor regalitos y muestrecillas gratis, mi único problema es con el coleccionarlos, no usarlos, guardarlos y no saber que existen hasta que se te caen encima cuando abres el armario.

Hasta que no se caben no compro más. Y ni aún entonces, porque preferiría vivir con menos.

Spring Cleaning

Como buena Brooklynite, en esta temporada le dedico tiempo a una limpieza profunda del apartamento. Como buena Boricua, deseo hechar las puertas por las ventanes, 'pegar la manguera' a todo lo que me encuentre de frente y resacar hasta quedarme en los trapos que tengo puestos. Y así en éstos días leeran más sobre Spring Cleaning en adición a los temas de costumbre: búsqueda de casa, venta de apartamento, Tenoch y sus aventuras, etcétera.

Trato de hacer un ejercicio más intenso que limpiar y organizar; cómo buena ciudadana del planeta intento recoger los armarios y el espíritu, deshacerme de lo innecesario sin pasarle la carga al planeta, vivir con menos, comprar menos, gastar menos. Reusar más. Comer mejor causando menos impacto al ambiente. Aquí estaré compartiendo ideas, resoluciones, nuevas actitudes...