Aquellos días en la isla fueron días de respiro,
y de aspirar la dulce humedad del trópico.
Frente al mar toda perspectiva cambia, se detiena la vida.
Se acaban los caminos y ya no hay más compras, ni ollas que brillar,
ni restaurantres, ni pisos que pulir,
ni gasolineras, ni páginas que escribir...
Sin nada que hacer, el espíritu sólo desea ser.
Naturalmente nos detenemos a ver...
y lo que se vé agrada, pacifica y relaja.
Esto es vida.
En las fotos de arriba: Playa La Sardinera de Hatillo (2), pocita Montones de Isabela (2), peñón Brusi de Camuy (1), balneario Crash Boat de Aguadilla (7), puerto Hermina en el barrio San José de Quebradillas (2), peñón Amador en Camuy (4).