Esta pieza es compartida con el auspicio de National Puerto Rican Day Parade Inc. (www.nprdpinc.org),
sin embargo las opiniones expresadas, ideas y concepto son de la autoría de Mayra Rodriguez.
Yo tengo dos jibaritos que Dios me dio y que nacieron en San Juan...de la loza...pero se criaron en Luquillo. Desde que nacieron estuvieron probando la linda Islita que los vio nacer. A las dos semanas de nacido, llevamos al mayor a la playa de Piñones a que plantara bien sus pies en la arena y le cambiamos el "pamper" sobre los bloques del fogón de un kiosquito abandonado. Con el menor nos fuimos de vacaciones tierra adentro a Adjuntas a una casa de madera tradicional cuando sólo tenía un mesesito de nacido. Estos dos tienen la mancha de plátano bien marcá porque le enseñamos lo lindo de ser de Puellllto Rico aunque a los 7 y 5 años tuvimos que aventurar a vivir fuera del Mar Caribe.
Pues una cosa llevó a la otra y nos
fuimos a vivir a Astoria, Nueva York por dos años. Vivimos mil
aventuras, conocimos mucha gente linda y compartirmos con los primos y
tíos. Pero también, empezamos a extrañar todo eso que uno da por sentado
y no sabe que tiene como Boricua. Al comparar y extrañar, se da uno
cuenta de que ser Boricua establece en uno costumbres, pensamientos,
modales, conductas y hasta deseos espontáneos de salir a la playa o
menearse en una hamaca. ¿Qué me dicen de dormir sin los coquíes?
Con mis nenes hablaba todo eso y ellos
me contaban que les hacía falta el patio, el carro, las visitas
imprevistas de los primos y abuelos y los paseítos por la Isla. Mi
familita, se adaptó exteriormente a la nueva realidad, pero internamente
siguió siendo Boricua. Hablamos en español en casa 100% ¿Cómo le voy a
decir "I love you" a esos dos platanitos fritos que tengo en casa? El
idioma les ha preservado el calorcito de puertorriqueño, los cariñitos
usuales y esos "te quiero mucho Mamá" no los quiero traducidos.
Nuestra iglesia quedaba en la 6ta
avenida con la calle 57 en pleno Manhattan, pero esta jibarita con uno
de mis jibaritos...nos escapamos rápido cuando se acabó el servicio y
nos instalamos en la 5ta avenida a ver nuestra primera Parada
Puertorriqueña en Nueva Yolll. ¡Cómo se le sale a uno el corazón cuando
ve tanta bandera Boricua junta y oye su acento por doquier! Pasaban las
carrozas y de momento vemos nada más y nada menos que a El Gran Combo
montados en una de ellas. ¡Na más! Y uno con "los pelos para'os" con
esas canciones de salsa que ha oído desde siempre. Salimos con una
bandera y comiendo helados de coco y piña.
Las aventuras continuaron. Ahora hemos
vivido varios añitos en Los Angeles, California, mis hijos han hechado
raíces, están en pequeñas ligas y yo disfrutando del calorcito de acá
que lo agradezco un montón. A cada rato nos ponemos a ver los videos de
cuando estábamos en Puerto Rico y todos los cumpleaños que hicimos y que
fuimos. Su inglés ahora es más lindo que el mio, pero su español sigue
intacto. Se sienten puertorriqueños puros, pero se han integrado muy
bien a nuestro nuevo hogar. En casa se come arroz con habichuelas y ya
aprendieron a hacer quesitos y pastelillitos de guayaba. Mi esposo les
hace mofongo y Lucas siguió la receta de polvorones y le quedaron más
bien que el cará.
La cultura entra por la cocina y por los oídos también. Ellos saben que a mí lo que me gusta es la música movida...salsa y el merengue dominicano prestao también. En el carro les pongo mis CDs y ya se saben varias de Wilkins del CD donde tiene el afro en la carátula y que tanto recuerdos me trae de mi niñez. A mi hijo mayor le fascinan nuestras historias de cuando jugábamos en la calle y dice que le hubiera gustado vivir en 'mi tiempo' porque hicimos muchas cosas chéveres. Ambos son bien ochentosos en sus gustos y viven su vida de Boricuas a través de nuestras historias y de los lindos recuerdos que tienen de su niñez.
La cultura entra por la cocina y por los oídos también. Ellos saben que a mí lo que me gusta es la música movida...salsa y el merengue dominicano prestao también. En el carro les pongo mis CDs y ya se saben varias de Wilkins del CD donde tiene el afro en la carátula y que tanto recuerdos me trae de mi niñez. A mi hijo mayor le fascinan nuestras historias de cuando jugábamos en la calle y dice que le hubiera gustado vivir en 'mi tiempo' porque hicimos muchas cosas chéveres. Ambos son bien ochentosos en sus gustos y viven su vida de Boricuas a través de nuestras historias y de los lindos recuerdos que tienen de su niñez.
Ahora hablando en 'arroz y habichuelas'
mis nenes siguen bien jibaritos en su forma de ser, de hablar y de
pensar porque no hemos dejado de inculcarles el saber de dónde vienen.
Son bien flexibles porque pueden comprender y aceptar tanto a uno que
viene de afuera como a los americanos. Conocen las diferencias, pero
saben integrarlas y funcionar perfectamente en ambas. La lectura en
español es imprecindible, y ya se han leído cuentos de Juan Bobo y de
los taínos. Saben de Roberto Clemente, de Roberto Alomar, y de los
artistas de Puerto Rico. Nos compramos el DVD de Una Mirada a Puerto Rico
para disfrutar de la Islita desde arriba, pero la conexión constante
con sus abuelos cuando visitan con una libra de pan sobao en la maleta,
cuando se llaman o cuando hacen Facetime les mantiene el corazoncito
manchaíto de plátano y la mirada puesta en las olas del Caribe.
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1 comentario:
Que lindo es poder llevar nuestra cultura a dondequiera que vamos. Eso es lo bueno de ser boricua.
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