O debo decir, jugo de naranja, para beneficio de los lectores del resto del mundo...
Esto no es una receta, espero que nadie la necesite, es solo el compartir de una experiencia sencilla y especial.
Desear tomarse un juguito de china y proceder a explorar el patio de la casa, divisar chinas maduras en el árbol y disponerse a tumbarlas. Pedirle a un sobrino, que se aparece a visitarnos sin ninguna razón, que baje las chinas con una herramienta rudimentaria especial diseñada por mi propia madre. Participar en equipo "tumba china" dirigido, claro está, por mi mamá.
Recorrer el patio persiguiendo las chinas caidas para amontonarlas en canastas, llenarnos las manos de fruta, de tierra y hasta de mierda de gallinas.
Traer las canastas llenas a la cocina, regando un aroma limpio y cítrico por toda la casa. Lavar, cortar, exprimir, vertir y finalmente disfrutar ese juguito sencillo que sabe a cielo y que no hay Tropicana en el mundo que pueda igualar.
Ese jugo de china no tiene precio.
1 comentario:
i am so much more than just a little bit jealous. :)
bring some sun back to nyc when you return!
eisa
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