Avena para tres |
Nos pasa a
muchas mamás, que al procurar satisfacer los gustos de los chiquitos (y
en esperanzas de que se lo coman todo, se nutran, estén saludables y
demás), terminamos bajándonos un sandwichito de mantequilla de maní y
jalea... y nos quedamos con hambre. O a veces nos olvidamos que las
porciones apropiadas para el estómago de un niño de tres años son múcho
más pequeñas que la de los platos de comida que nuestras mamás nos
hacían comer a nosotras mismas.
De
hecho, yo creía que se me haría muy difícil comenzar a alimentar a mi
bebé de siete meses, mientras soportaba los jueguitos de mesa del niño y mi propia hambruna de mamá lactante de dos. Incluso
atrasé lo más que pude la introducción de sólidos a la bebé para no
complicarme.
Pero en acto
de malabarismo maternal, las cosas fuéron cayendo en su lugar: la bebé
está ansiosa por probar y le ha gustado tódo lo que le he dado de comer,
el nene está comiendo mucho más disciplinado y yo, pués, paso menos
hambre.
Estós son los pequeños ajustes que han hecho la hora de comer, una muy satisfactoria:
- Cocino comidas más saludables y completas:
Avena y cremas: son fáciles y rápidas de preparar, saludables y nos gustan a todos.
Tacos, quesadillas y sopes del repertorio de la cocina de papá. Siempre tenemos a la mano tortillas, queso fresco, crema y habichuelas negras, elementos indispensables para un almuerzo rápido que todos devoramos con gusto.
Sopas, sancocho y asopao de pollo o de res, con vegetales, con fideos o con arroz. Me toma tiempo para preparar pero, doblando raciones me rinde para dos días.
- La bebé come comidas hechas en casa: Nunca me pareció necesario comprar comida de bebé con mi primer hijo, y sabía que haría lo mismo con la segunda. Mi bebé come de lo que todos estemos comiendo en la mesa. Si hay sopa, le majo los vegetales con el caldo. Come habichuelas majadas cuándo lo que almorzamos son taquitos o quesadillas. Siempre tengo a mano salsa de manzanas (applesause) y yogur de bebé para suplementarle.
- Comemos con hambre: Hemos eliminado las meriendas en la mayoría de los días de la semana, especialmente en los días que mantenemos sin alterar la rutina o el ritmo del hogar. Las meriendas, que son muy importantes para los infantes que comienzan a estár más activos al gatear y caminar, a mi niño de tres años le distraía y le quitaba el hambre. Sin meriendas entre comidas, aprovechamos mucho mejor cada comida.
Esta pieza ha sido seleccionada para aparecer en la sección de “Ellas dicen” del blog de Telemundo 51.
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